surdelsur

13 oct 2012


BRÚJULA-BURBUJA


El golpe que desembocó en el primer ritual, cuando la herida ardía demasiado, cuando no podías asegurar, por nada del mundo, si estabas despierto o desmayado en alguna otra vida, si eras, quizás, el fantasma de vos, mirando con algo de resaca tu cuerpo, al tiempo que retrocedías, hacia el abismo… y caíste tanto que te olvidaste que eras un fantasma, y empezaste a creer que tenías un cuerpo, porque es imposible imaginarte vivo sin imaginar el dolor, y todo debe tener un precio, repetís, de cara al piso, que es un lugar para imaginar, que es una meta presentida, pero de la que nadie trajo pruebas, jamás:
tu piso es mi más allá,
y empezaste a creer en fantasmas, de tanto quedarte solo, y en el fantasma de tu fantasma, llegada la oportunidad
la vulnerabilidad que te volvió violento, en pesadillas que te hicieron llorar,
sollozos que helaron la sangre de los que prendieron las velas,
(aún escupiendo sangre)
dispuestos a comprobar
que toda existencia 
carece
de punto cardinal,
y seguís sin saber si acudís al llamado 
o si sólo
te
alejás.

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