ÉL DIJO: "I WANT TO BELIEVE"
yo dije sí.
Es un recuerdo, que persiste,
cuando las paredes temblaban, bajo el rigor de las nuevas pesadillas, armadas
con taladros cósmicos y un colorido arsenal de visiones filosas, de circos
oxidados y todo un mal dejá vù, donde si fallás se corta el hilo y en vez de
despertar te encontrás llorando, en lo que sigue después del golpe, en lo que
sigue después de haber perdido la consciencia, después de nunca
más recuperar
“nunca
más”,
Es una erección, que perdura, cuando me daban la corona, la reina de la soledad, el manifiesto andante para que las largas madrugadas fueran de verdad, como cuando no era importante decirlo, porque la oscuridad era sustento de locura, de incertidumbre, de promesas: hogar de todo lo que guardo en el rincón mas fiestero de mi corazón, la casa del árbol a la que subo, a escabiar, a fumar como un animal; hacer equilibrio, perderlo, que me llames y no poder saltar, porque el vértigo es absoluto:
“nunca estamos quietos,
si te lo ponés a pensar”,
Es un cuetazo, que nunca me pegué, porque le falta rock a mi fantasía de misterios, porque es reírse, unos cuantos años después, sin entender en vez de fingir, en vez de alargar las manos y arruinarlo, como si hiciera falta que nos hiciéramos eco de la trampa, como si nunca hubiéramos estado ahí:
vos me veías,
yo me caí,
yo caía
y
era
feliz,
Es el avión, ya estrellado, al que se subieron las historias que nunca voy a escribir, las que se cargaron la mochila y se fueron sin saludar, con la soberbia bien puesta y anteojos para el sol, como si de pronto todas las palabras fueran “yo”, llegando tarde para jugar al héroe de ficción, solitario en una terminal, con el resto de los que fueron abandonados por aquello que alguna vez los hizo vomitar; casi una biblioteca, esperando que la salida nos encuentre
o encontrar
un
final,
“no se llevaron paracaídas,
eso
es
amar”,
Es un cielo estrellado, que se aproxima,
porque nunca desperté
o reboté
y subir es una caída que sucede al revés,
como se invierte todo
cuando es dios
el que necesita
creer.
“nunca
más”,
Es una erección, que perdura, cuando me daban la corona, la reina de la soledad, el manifiesto andante para que las largas madrugadas fueran de verdad, como cuando no era importante decirlo, porque la oscuridad era sustento de locura, de incertidumbre, de promesas: hogar de todo lo que guardo en el rincón mas fiestero de mi corazón, la casa del árbol a la que subo, a escabiar, a fumar como un animal; hacer equilibrio, perderlo, que me llames y no poder saltar, porque el vértigo es absoluto:
“nunca estamos quietos,
si te lo ponés a pensar”,
Es un cuetazo, que nunca me pegué, porque le falta rock a mi fantasía de misterios, porque es reírse, unos cuantos años después, sin entender en vez de fingir, en vez de alargar las manos y arruinarlo, como si hiciera falta que nos hiciéramos eco de la trampa, como si nunca hubiéramos estado ahí:
vos me veías,
yo me caí,
yo caía
y
era
feliz,
Es el avión, ya estrellado, al que se subieron las historias que nunca voy a escribir, las que se cargaron la mochila y se fueron sin saludar, con la soberbia bien puesta y anteojos para el sol, como si de pronto todas las palabras fueran “yo”, llegando tarde para jugar al héroe de ficción, solitario en una terminal, con el resto de los que fueron abandonados por aquello que alguna vez los hizo vomitar; casi una biblioteca, esperando que la salida nos encuentre
o encontrar
un
final,
“no se llevaron paracaídas,
eso
es
amar”,
Es un cielo estrellado, que se aproxima,
porque nunca desperté
o reboté
y subir es una caída que sucede al revés,
como se invierte todo
cuando es dios
el que necesita
creer.
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