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20 oct 2012


LAS COSAS QUE NO NOS ACORDAMOS HABER OLVIDADO
(y ahí te quiero ver)


“Siempre pienso que mis manos se van a romper”
era la primer línea
de un poema que perdí
y que hablaba de perder,
como si de tanto intentarlo alguien quisiera darme una pista
o quizás me están buscando
con el mismo énfasis que yo uso
para
buscar,
que se traduce en palabras que siempre intentan rimar
con “libertad”,
en una perfecta caligrafía 
que dibuja una jaula
y se ríe,
prisionera,
de la trampa,
de creer en mentirte,
porque cuando te miento me creés
y haces que cambie la realidad,
y es la magia que te puedo brindar,
al mejor (im)postor,
para sentir que no fue un accidente
sino que un atentado
el sueño de un verano
sin noche,
porque la luna se vino con nosotros 
y nos regaló un motor,
para volar entre los mapas de lo que no será, 
y llegar al mismo callejón,
el mismo en el que hubiéramos muerto 
confirmando las pesadillas y los presagios
de la imaginación
si en realidad fuéramos héroes 
y no espectadores,
tan enfermos
y 
fascinados,
¿vos también ves los grafittis de la pared?
¿serán las memorias de un yo
o una vos?
¿habrá en el final una dedicatoria, que diga, 
“con amor”?
porque es difícil recordar lo que no pasó,
pero más difícil es escapar de la tentación
del nuevo libro
de las viejas revelaciones,
solitario en una habitación,
mientras una sombra de largas garras se cierne sobre mí, 
contándome en algún idioma ancestral,
que el futuro es real
y que el palacio, centro de cualquier ciudad,
a veces se convierte en la casa embrujada
de la montaña,
esa de la que hablan los chicos, 
cuando mamá y papá no pueden escuchar,
porque mamá y papá perdieron algo
a costa de no perder algo más,
en el filo de la cordura,
de la que me sostengo,
sin saber si salté o fue un chiste de pésimo humor,
y me quedo de frente a la ventana
del hogar de mi alma,
para ver si bajo de la terraza
o si nunca voy a regresar,
esperando que en algún momento
mis dedos
dejen de esperar
para despertar en un cuerpo afiebrado
o en un cadáver
que ya no pueda actuar 
y se pierda todo
como decía el poema que perdí
el que empezaba diciendo:
“siempre pienso que mis manos 
se van 
a 
romper”

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