CÓMO ORDENAR EL SILENCIO EN FRAGMENTOS QUE TENGAN SENTIDO
Estamos bailando y, aunque sólo hay
una radio, todos escuchamos un tema diferente. Y por eso que nuestros pasos son
tontos, y por eso que nos chocamos, nos pisamos, nos clavamos un codo… Lo
intentamos de nuevo, empecinados, bailando con más énfasis, tratando, en un
lenguaje secreto, de hacerle entender a nuestra ocasional pareja de baile cuál
es el ritmo correcto. O nos dejamos arrastrar, moviendo los pies en espejo,
sin sentirlo, fraccionando al otro en una ecuación, ignorando los acordes
propios.
Cuesta al principio, pero dicen que es fácil dejarse
llevar: hay que memorizar y, luego, saber predecir.
Estamos bailando, recibiendo al Sol y a la Luna, en
danzas opuestas pero que se complementan… Y mientras la sucesión de notas me
pone triste con ganas de reír, veo que vos te reís con ganas de llorar… Y es
increíble lo bien que nos vemos bajo este cielo. Es increíble el brillo, la
gracia, la intensidad. Es increíble el pentagrama de tus ojos… Porque puede ser
que no escuche lo mismo que vos, pero se te escapan sonido de las pupilas.
Y siento que estoy improvisando, que estoy alterando mis
propias melodías.
Siento que me siento dueño.
Un compositor más, adolescente, con un pronóstico de
muerte prematura.
Estamos bailando, y me rompe el corazón lo hermosa que
es esta fiesta, dónde sólo hay una radio, con un a estática infernal,
quemándonos los sentidos.
Deberíamos tener convulsiones, pero seguimos bailando.
Capaz que alguna vez se acaban las pilas y nos quedemos
en silencio.
Entonces me voy a animar a silbar.
Y vos vas a cantar en voz alta.
Me parece un buen final.
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