espías

6 ene 2012

"-¿QUÉ QUERÉS SER DE GRANDE?
-UN VIDEO CLIP"


Si la música suena alto no vamos a pensarlo dos veces; nos vamos a olvidar del mito de envejecer: si la música suena alto vamos a desear que siempre sea así… mientras la música suene alto vamos a ser valientes, para poder ser cobardes con las cosas más importantes. 
“Claro que no voy a intentarlo… No estoy tan loco”.
Si la música suena alto no necesitamos las bombas.
Si la música suena alto estallamos.
Si la música suena alto se abren las puertas que van al patio de atrás; si la música suena alto metete el futuro en el culo, mirá el jardín de Misterios, Epifanías y Dudas que abandonamos alguna vez, en las cavernas, en la oscuridad, en el fuego de la primera vez.
Si la música suena alto desaparece la intención y somos el cuento de lo que intentábamos hacer, cuando sólo queríamos hacerlo y ya.
Si la música suena alto es una risa para adentro, con guiño cómplice incluido, con pasadizos secretos, con bosques de espesura. Si la música suena alto nos perdemos lejos de casa y olvidamos cómo volver.
Qué miedo. 
Qué emoción.
Si la música suena alto podemos sangrar de verdad; si la música suena alto podemos tener la causa más minúscula de todas; si la música suena alto podemos hacer mil quinientos viajes de ida, imaginarnos las cosas que cambiaran porque todo seguirá igual. Si la música suena alto podemos mover los dedos con un ritmo alegre, aún cuando estemos temblando, por la luz, por la ausencia de monstruos, por los cuadros aburridos, por las historias con moraleja (¿todavía?)… Podemos mover los dedos, como si dijéramos algo en alguna clave muy secreta y hermosa… Como si fuéramos espías.
Como si fuéramos músicos.
Y, a veces, sonamos alto.
Ensordecer,
enloquecer,
entender.

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