esperar

1 feb 2012

EL PERRO NO ERA MÍO,
HASTA QUE LO HEREDÉ


Ahora el perro espera pegado a la puerta, con un optimismo nada pasional. Y me gustaría decirle que las cosas, a veces, no vuelven... Pero decido esperar.
Espero que no deje de esperar, para sentirme un poco mejor conmigo cada vez que lo quiero acariciar.
Tengo ganas de llorar y me hace sentir un héroe que él no lo pueda notar.
Él quiere una caricia.
Y esperar.
Se está pareciendo a su dueño y eso no me parece mal. 
Quizás asume que no obtendría nada de mí si no se mostrara tan terco, tan laborioso, tan seguro en su tarea de… esperar.
(Yo suspiro
Él mueve la cola)
Quizás asume que sin ese show yo lo ignoraría. Quizás sabe qué cosas necesito. Trata de cuidarme… Después de todo, ahora soy su responsabilidad.
Yo sé lo que él necesita:
Necesita esperar.
Y me vuelvo a levantar, para frotarle el pelo, una vez más. 
Trato de que se olvide.
Y cuando lo intento, me puedo olvidar.
Soy yo.
Y mi perro.
Felicidad.

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