volverán

10 abr 2012


CON-JUGAR ES JUGAR SIN


Jugábamos a prender velas, sin la paciencia del ritual, con la posibilidad de un incendio, con muchas ganas de que fuera especial, de que el fuego trajera presagios, de que el humo nos dibujara un final. 
-Ésta vela sos vos… Y ésta soy yo. Una de las dos va a apagarse antes. Uno de nosotros va a morir cuando el otro todavía tenga lágrimas para derramar. Veamos cuál. 
Y me golpeaste fuerte, en la cara, porque la idea era mala, o demasiado real, me gritaste que hay cosas que no se pueden librar al azar, que el viento podría conspirar, y apagar, sin razón, sin sentido, sin dolor. 
Adiviné tus pesadillas, de a una, mientras imaginaba balas perdidas, que atravesaban el techo y destrozaban mi corazón.
Una lluvia de plomo,
y el cámara lenta de tu reacción.
Mi sonrisa, congelada, sin razón, mi cuerpo lejano, vuelto 63 kilos, ya sin amor, que es lo que nos mantiene rígidos, en un intento por flotar, pero siempre tan atados
a la necesidad.
(Un globo en mi cabeza,
una piedra en mis zapatos,
una llama, minúscula,
en tu patio de atrás.)
Jugábamos a prender velas, hasta que dejamos de jugar. Nos dimos las pausas necesarias, para eternizar, para que alguien pintara la escena, para que el poeta, siempre lento, pudiera contar. La decoración fue buena, al igual que el diálogo y tu actuación, cuando, con la rabia vuelta motor, hablaste de mi falta de humor.
Fue la primera vez que me sentí desnudo de verdad, sospechando a un público hastiado, cansado de tanto melodrama llorón, como si toda mi esencia fuera un arquetipo gastado, un vestuario ya tantas veces usado.
(Pude oler perfumes
de un tiempo atrás)
Después, las despedidas que olvidé,
con la brisa del portazo sin piedad
que se llevó ambas velas
y me dejó la absurda tercera persona del plural:
VOLVERAN.
Hoy la bardeamos, 
empezamos a conjugar.

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