[MAL DE HORRORES]
Vencerte, venciendo las voces
que gritan en cada rincón, que estallan en graffitis de luz y comprensión,
enloquecidos y felices, eternizados y fugaces, con el sonido que recorre (aún)
las cañerías cargadas de desopilante depresión, de exquisita alegría, tan
tambaleante como la esperanza de perdurar, de envejecer meando, con una mano en
la pared, sosteniendo,
a mi,
a vos,
al mundo completo;
sosteniendo las risas que van a ser lágrimas, las miradas que van a lastimar, las ausencias que nunca se van a ir, las palabras susurradas, siempre al final;
sosteniendo el error, mitad cobardía, mitad tentación;
sosteniendo el nudo en la garganta, rasgo de todo dios, de todo borracho triste, de todo poeta maldito
(maldición);
sosteniendo el decorado, para no arruinar la escena, y hacer el trabajo duro, sin quejas,
(por hoy, sólo por hoy)
con la confianza puesta en la perspectiva de otro, que esté más sobrio, o peor.
Vencerte, sin ceder, tapando el nombre que completa el corazón, imaginando que alguien entró para escribir mis iniciales, con letra grande y desprolija,
con letra única y especial,
con un fibrón invisible
o con sangre
da igual.
Vencerte, quebrando tus convicciones, tus certezas de no conocerme y aguantar, heroico, las ganas de vomitar, en este hermoso baño de mujeres,
en este bar,
que me encuentra vencido,
divagando sin sensibilidad, al tiempo que siento que todo pasa
y ya nadie
puede ganar.
a mi,
a vos,
al mundo completo;
sosteniendo las risas que van a ser lágrimas, las miradas que van a lastimar, las ausencias que nunca se van a ir, las palabras susurradas, siempre al final;
sosteniendo el error, mitad cobardía, mitad tentación;
sosteniendo el nudo en la garganta, rasgo de todo dios, de todo borracho triste, de todo poeta maldito
(maldición);
sosteniendo el decorado, para no arruinar la escena, y hacer el trabajo duro, sin quejas,
(por hoy, sólo por hoy)
con la confianza puesta en la perspectiva de otro, que esté más sobrio, o peor.
Vencerte, sin ceder, tapando el nombre que completa el corazón, imaginando que alguien entró para escribir mis iniciales, con letra grande y desprolija,
con letra única y especial,
con un fibrón invisible
o con sangre
da igual.
Vencerte, quebrando tus convicciones, tus certezas de no conocerme y aguantar, heroico, las ganas de vomitar, en este hermoso baño de mujeres,
en este bar,
que me encuentra vencido,
divagando sin sensibilidad, al tiempo que siento que todo pasa
y ya nadie
puede ganar.
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