SI NUNCA ME VES ES POSIBLE...
No voy a correr, así que si
querés, dispará, hacelo:
acá, en el pecho,
en la cabeza,
en una pierna, si querés escucharme gritar,
dale el suspenso final, sostenido en una nota que desafine,
que entorpezca al espectador a la hora de sacar conclusiones,
que altere el orden natural,
dale fuerzas, magia,
y un esplendoroso “hasta siempre”,
con cara de que ganaste,
con la juventud en su último día de vida,
cuando,
después,
empezás a ser lo que serás.
apretá el gatillo de una vez,
antes de que siga,
antes de que sea demasiado tarde,
antes de que pronuncie la palabra visagra,
el conjuro completo,
y suceda,
lo que tanto temés,
que sucedan tus dudas,
el abismo,
el lobo soplando, detrás del hogar:
“Me construí de ladrillo,
para no dejarte pasar”,
sólo que no pretendo golpear,
ni soplar,
ni solplar,
ni soplar y soplar…
vengo a susurrarte, por la cerradura,
“Hey, vos,
dejame entrar”.
¿cuándo dejás de hacer lo que querés hacer para empezar a hacer lo que alguien espera que hagas?
No voy a emocionarme,
lo que no significa que vaya a arruinarte la escena:
podemos fingir que lloro,
que esto es demasiado importante,
que me destrozo,
que ya
no
doy
más,
así que no te desveles,
que el aplauso te pertenece,
mucho más a vos,
que a mi,
que siempre aplaudo,
demasiado convencido,
cada vez más de verdad.
No voy a derramar una lágrima, no,
pero voy a suspirar lo suficientemente fuerte, como para que pienses que no soy uno,
que soy otro,
o todos,
o vos,
como un monstruo hambriento
devora
sin
piedad.
¿cuándo dejás de desear que la puerta del armario se abra para empezar a rezar, por un futuro, por un poco de insulsa continuidad?
No voy a decir tu nombre, antes de caer,
no voy a seguir la tradición, el paso que se supone,
el equlibrio,
entre asesino
y
asesinado.
Voy a inflar el silencio,
para que sea una burbuja,
y te lleve, muy lejos,
aunque nunca te vayas de acá,
como despegada queda la realidad,
dividida,
por un antes
y un
después,
por una mirada,
sin amar,
como la máscara, que siempre resultó perfecta,
para salir
a matar.
“Si nunca me ves es posible que nunca notes, que,
al matarme, te matás”.
¿cuándo dejás de leer para conocer mundos nuevos para empezar a leer con el fin de conocer lo que en tu interior no deja de crecer?
No voy a creer,
ni un poco,
en tu pólvora,
en tu inútil salvación:
voy a quebrar tu cordura
y
sobrevivir,
sin vos.
acá, en el pecho,
en la cabeza,
en una pierna, si querés escucharme gritar,
dale el suspenso final, sostenido en una nota que desafine,
que entorpezca al espectador a la hora de sacar conclusiones,
que altere el orden natural,
dale fuerzas, magia,
y un esplendoroso “hasta siempre”,
con cara de que ganaste,
con la juventud en su último día de vida,
cuando,
después,
empezás a ser lo que serás.
apretá el gatillo de una vez,
antes de que siga,
antes de que sea demasiado tarde,
antes de que pronuncie la palabra visagra,
el conjuro completo,
y suceda,
lo que tanto temés,
que sucedan tus dudas,
el abismo,
el lobo soplando, detrás del hogar:
“Me construí de ladrillo,
para no dejarte pasar”,
sólo que no pretendo golpear,
ni soplar,
ni solplar,
ni soplar y soplar…
vengo a susurrarte, por la cerradura,
“Hey, vos,
dejame entrar”.
¿cuándo dejás de hacer lo que querés hacer para empezar a hacer lo que alguien espera que hagas?
No voy a emocionarme,
lo que no significa que vaya a arruinarte la escena:
podemos fingir que lloro,
que esto es demasiado importante,
que me destrozo,
que ya
no
doy
más,
así que no te desveles,
que el aplauso te pertenece,
mucho más a vos,
que a mi,
que siempre aplaudo,
demasiado convencido,
cada vez más de verdad.
No voy a derramar una lágrima, no,
pero voy a suspirar lo suficientemente fuerte, como para que pienses que no soy uno,
que soy otro,
o todos,
o vos,
como un monstruo hambriento
devora
sin
piedad.
¿cuándo dejás de desear que la puerta del armario se abra para empezar a rezar, por un futuro, por un poco de insulsa continuidad?
No voy a decir tu nombre, antes de caer,
no voy a seguir la tradición, el paso que se supone,
el equlibrio,
entre asesino
y
asesinado.
Voy a inflar el silencio,
para que sea una burbuja,
y te lleve, muy lejos,
aunque nunca te vayas de acá,
como despegada queda la realidad,
dividida,
por un antes
y un
después,
por una mirada,
sin amar,
como la máscara, que siempre resultó perfecta,
para salir
a matar.
“Si nunca me ves es posible que nunca notes, que,
al matarme, te matás”.
¿cuándo dejás de leer para conocer mundos nuevos para empezar a leer con el fin de conocer lo que en tu interior no deja de crecer?
No voy a creer,
ni un poco,
en tu pólvora,
en tu inútil salvación:
voy a quebrar tu cordura
y
sobrevivir,
sin vos.
1 Diálogos:
Me impacta saber ciertas cosas ..
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