Sexorcista

4 oct 2011


ESE ESCRITOR EXTRATERRESTE


No tengo una musa, tengo una botella para seducir a la tuya, a la de otro, a la del vecino, que mira triste mientras su perro caga en mi vereda; a la de la piba del bondi, que grita por celular, mientras se le llenan los ojos de lágrimas; a la del pibe en patineta, que se ríe, súper drogado, perdiendo el recuerdo, ahogando el presente; a la de la señora que se sienta en el banco de la plaza, a mirar con odio poco disimulado a los chicos pequeños… a la de esos chicos pequeños, que disfrutan asustándose, escondidos en cajas de cartón.
Las musas son todas trolas y podés acostarte con cualquiera, siempre y cuando puedas pagar el precio o hagas el chamuyo acertado. Incluso podés pegarte un buen polvo con la musa de ese músico suicida, de ese revolucionario desaparecido, de ese escritor extraterrestre. 
Podés hacer tríos, fiestas zarpadas.
Se trata de eso, de eso y de nada más.

*** 

Poseído, nulo, entero y a pedazos, otro, igual, con la misma sonrisa de boludo que pusiste la primera vez que te fuiste al cine solo, a ver una de terror; el mismo temblor de esa noche, cuando soñaste que mamá podía ser el asesino detrás de la puerta; esa inquietud del viernes, volviendo del colegio, desconfiado, entregado, las manos en alto, pero con un plan, con un escape bajo el brazo, un as bajo el calzoncillo, una buena historia, nunca tuya, pero propia.
Poseído: lleno de estigmas sagrados, vomitando verde, la cabeza girada.
Las religiones funcionarían mejor si permitieran orgías entre sus santos.

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