-Le falta ponerla

17 ago 2011

CUANDO MIRÁS A LA CONSPIRACIÓN, LA CONSPIRACIÓN TAMBIÉN TE MIRA




Dicen que hay personas que pueden sostener esta mirada durante todo el tiempo. Y yo estoy sobrecargado: preciso dósis pequeñas, para no quedar fundido, para no derretirme en tu consciencia, para no volverme vos y comerme el espejo, porque no tengo un filtro, porque el límite es desafío y el pie se me pega en el acelerador, sonrisa estúpida, sangrando… La risa- carcajada que suena en tu delirio es mía. Sí.
Es don y defecto, me quedo en el piso, sin poder arrancarme de la depresión, atontado, un cartel que titila, una luz roja, un pulso de mierda. Un arma cargada y un calambre en el brazo. ¿Ahora? 
Hay un eclipse, es algo ancestral. Pupila-Revelación. 
Rabia sensitiva y se exprime mi ser: Cuando mirás a la Conspiración, la Conspiración te mira. Entonces no hay plan sorpresa, se desnuda la danza y estamos dónde siempre, ahí, vomitando en el baño del Mundo, con una resaca apocalíptica, jinetes incluidos. Detrás de escena la música está fuerte, las estrellas están drogadas… Bailan, con torpeza, sincronizando el movimiento con la respiración del instante absoluto, como cuando nos conocimos, hace un Infinito… Ahora lo sabés, es una trampa. Y dicen que hay personas que pueden sostener esta mirada durante todo el tiempo.
Él guarda un micrófono, ella quiere llorar. Hay cámaras, queremos seguir jugando, pero no. Señales: un tipo que mira fijo, un papel arrastrado por el viento, una llamada perdida, la conversación de un celular ajeno. Llueven monedas, alguien compró el show. Es el interior de una bestia que lleva años muerta. Afuera es enorme y no hay más que desierto… Siempre fuimos siete: el loco del barrio reencarnó en ese pibe que me saca la lengua, mientras camina de la mano de su mamá. Mañana va a mirar como yo, cuando yo sea el nuevo demente. Y dicen que hay personas que pueden sostener esta mirada durante todo el tiempo.
Yo necesito cerrar los ojos, para desprenderme, para no tentarme con apagar la luz y dejar a todos ciegos, de una vez y para siempre.

***

Vos ves mamarrachos, yo veo señales: lágrimas de rimel corrido, un poco de café derramado, una birome que explotó, en el momento del éxtasis, evidencia de una nariz excedida. Parece una cara, TU cara, pero te empecinás en sostener que es una mancha sin sentido, un accidente sin más implicaciones, una acumulación casual de hechos desafortunados. Sea como sea, me arruinaste el cuaderno, porque ahora soy un museo a la locura, a la desesperación nocturna, a la madrugada febril, al grito mental, a la consciencia afónica, a la felicidad triste del sábado con sol. 
Y me lleno de visitantes estirados, de barba pulcra, calvos pero no, que fuman pipa y se visten bien. Dicen que es un murciélago, un payaso psicópata, un bebé deforme, un reloj-Dalí, un conejo asesinado, una bruja teniendo sexo, una chica tomando pastillas, una mariposa mutante. Dicen, mientras toman tragos caretas en copas caretas, que debo tener problemas sexuales, porque siempre dicen eso.
-Le falta ponerla…
Preguntale a tu hermana.
Y me quedo en el rincón, en el margen, más allá del renglón, tratando de acordarme de qué iba la historia antes de que quedara borrada.
Señales. 
La Nada.
Tu cara.

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