[Cerca, de lejos]

28 dic 2010

LO PRIMERO QUE SE TE VENGA A LA MENTE
(Fragmento de LOS MÚSICOS MUEREN SIN QUERER)



Ningún momento es el momento y ningún lugar es el lugar, porque todo momento es el momento y todo lugar es el lugar y lo único que se necesita es un poco de convicción: el resto es perdida en abundancia.
Ahora, ya, acá.
Y tu cara que se derrite, porque lo único que me acuerdo es de vos quemando unas fotos y mi cara es igual de terrible, porque mis ojos no tienen sentido y no hay coherencia en la distribución de mi rostro. Somos muy extraños cuando no estamos engañados, pero al pedo que intente decírtelo.
Las canciones se repiten y hoy me río, después me deprimo, después ya no quiero escuchar y prefiero dejar de sentir, porque si acumulo sería una cosa triste… quisiera no tener que ahorrar para seguir. Vivir de lo que hay en mis manos, por una vez. Y para siempre. Para Nunca.
Y todo lo que está cerca se aleja, porque cualquier contacto sería una farsa, es la hora de entender que nada es transmisible, solo el sentimiento de incompatibilidad, que se reproduce y es la constante, porque no hay enlace posible, somos errores, sin una tecla que diga “Hogar”, sólo la creencia virtual de la independencia.
Y todo lo que está lejos, más cerca. Vomito sobre mis zapatillas gastadas. Me como el vómito. Es una rueda, en algún punto dejamos de subir… Después el dejá vù de seguir viviendo.
Y yo, que siempre sentí tanto miedo, ahora estoy en medio de una luz demasiado oscura, con huevos; me la banco, sin tener ganas de bancarla, deseando que alguien me recompense, sabiendo que lo hago por las pocas personas que jamás me recompensarían. Estoy solo.
Una y otra vez.
Distante de algo que parece que fue hace un minuto, porque hay cosas que siempre son un minuto atrás. Pero el espejo se empeña en romper, en cortar, en lastimarme, porque si mi cara es otra ellos son otros.
¿Ellos se miran al espejo?
Me desarmé de nostalgia, no puedo ser nada, sólo palabras que hablen de mi. La metáfora no puede existir en un corazón que hierve de poesía, sería abusivo.
El teléfono.
Sería fácil, rompería el hechizo, me sacaría de la tristeza absoluta, pero volvería soportable mi vida. Volverse soportable es girar, nunca avanzar.
Necesito avanzar, quiero ver un poco más allá.
Y llegué hasta acá por traicionar las razones que me dieron impulso, porque era lo apropiado, porque todo lo que es sano y sincero debería abogar por su autodestrucción.
Pero… ¿Y ahora? ¿El puntapié?
Tengo ganas de desmayarme… En el vértigo del espacio sin tiempo.
Bienvenidos.
Mi personaje va a llamarse como yo.

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