Flor de Pija

6 abr 2011

REPRODUCCIÓN Y SUBSISTENCIA DEL MUNDO 
NO-MATERIAL 



Había un fantasma en la casa. El fantasma solía golpear las puertas por las noches. Solía proyectar una sombra larga y horrible sobre la heladera. El fantasma hacía que te giraras para ver sobre tu hombro, porque tenés un escalofrío, porque sentís que te miran, que están ahí.
Un día se zarpó con la joda y enloqueció a mamá, que se cortó dos dedos, que hizo un circulo con sangre en la habitación, que gritó con voz de hombre, traumando a papá, que se pegó al ropero, se meo encima, tembló.
Mamá se rasguñó la cara y me miró: “A todos nos viene a buscar el Cuco… tarde o temprano”.
Mi hermanito chiquito presenció la escena y de tanto miedo, de tanta bronca, estudió psicología de grande. Con su afán de ayudar, quebró la voluntad de un montón de infelices vulnerables. Uno de ellos, incluso, llegó a suicidarse.
Ahora es un fantasma.
Los fantasmas producen fantasmas. Así es cómo se reproducen.

***
Bocina, explosión, grito.
Buen día: estás transpirado.
Los edificios se caen y no hace falta que atiendas el teléfono: la mala noticia, si querés, te la doy yo. Sí, quedate sentadito, ¿te sirvo agua?
El piso se hace cicatriz, bailate una zamba, saltá a la vereda de enfrente, saltá que te esperan los leones.
El pibe que quiere ser asesino te toca timbre, se arregla la corbata, piensa en sus peluches mutilados, en sus mascotas enterradas; se convence de que la culpa es tuya. O de tu hija, o de tu hijo. En definitiva: del primero que abra la puerta.
En la avenida contás catorce perros muertos, el décimo quinto te parece conocido: no te acordás si cerraste bien al salir.
En el bondi una vieja llora, una piba llora, el colectivero llora. Vos te querés tocar la cara, para ver si llorás, pero no podés moverte, estás super estrujado. Te apoyan. Flor de pija.
Comés mal, alguien no come, te sentis mal por pensar que comés mal.
El suicida se caga de risa durante la caiga, pero en el noticiero te dicen que se patinó, que fue un accidente, y vos te quedás mirando el techo, hecho mierda de tanto laburo, pensando: “pobre tipo”.
Dormís. Otra rutina.
Bocina, explosión, grito: ni siquiera hay tiempo para una pesadilla digna.

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