Cagaste

28 mar 2011

HOY, CAMINO AL TRABAJO, VI UN CUERVO

"No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando." (T. Pratchett)



Avanzan héroes flacos por caminos oscuros, de tierra seca, con árboles desnudos, rocas sucias, pájaros de mala suerte.
Un dios viejo cae, en cámara lenta, tapando la luz del Sol a medida que avanza. Y va a caer sobre vos y sobre mi y sobre el ejército de esqueletos andantes.
La estrella que siempre marcó el rumbo de los precursores ahora es un agujero negro y el Universo mismo parece una trampa.
“¿Sabés qué? YO NO EXISTÍA”.
Hay escombros, porque en un tiempo intenté cambiar algo. Hay unos cuantos ángeles robando en la esquina, buscando heroína en los bolsillos ajenos. Hay un demonio que te mira triste y te dice que él te había dicho, que si le pifiaste es porque quisiste, que sos muy egoísta… y se poné a llorar. Le robaste el Infierno… ¿te sentís mejor?
El Jefe del Sueño tiene un insomnio mortal y va a jugar solitarios hasta el final.
Hoy es mi funeral, una vez más.

***

El detective paranoico, pasado de merca, dijo que el crimen que no estaba investigando era el que iba a suceder en el momento en el que él dejara de prestar atención, lo que lo convertía, de modo absoluto, en cómplice de su propia muerte, que no sólo lo comprometía matándolo sino que dejándolo sin trabajo: Sabido es que un hombre puede no tener vida, pero SIEMPRE debe tener trabajo.
El detective escribió: “Lo que no pasó me está matando”. Después miró por la ventana ya cerrada, trabada con el perchero. “Me están espiando. Estoy seguro”.
No encontró pistas, porque el crimen, desde el momento de haber sido planeado como algo a suceder y no sucedido, ya era un crimen perfecto. Inevitable, impredecible. Injusto y oportuno.
Una minita con algunas palabras mal conjugadas le dijo que se cuidara, que nunca había estado equivocado, que llevaban años buscándolo.
Confirmadas las sospechas se compró un espejo para mirar sobre su espalda, lentes negros para no parecer él y un collar con el nombre de otro, por las dudas, porque capaz que servía.
La última vez que tocó su diario expresó: “Uno se mantiene ligado a la realidad concebida por la mayoría siempre y cuando preste atención a la fantasía universal más recurrente en ese momento dado. Si te quedás afuera, cagaste.”
Unos días después ya no estaba en su habitación, ya no dejaba mensajes de voz, asustado, ya no soñaba con la piba que le había batido la posta, ya no se sentaba en un bar, con sobretodo largo, en pleno verano, para pensar… para pensar sobre cosas que escribía en una servilleta que después prendía fuego.
Nunca resolvió ningún misterio. Los misterios lo resolvieron a él.

***

Me parece que nunca tuve la oportunidad de tirar dados que no estuvieran cargados, de jugar al truco sin cartas marcadas, de desafiarte en una pelea grosa en la play sin que me desenchufaras el joystick a último momento.
Creo que nunca me dejaste terminar de contar el cuento, que me desafinabas  a propósito la guitarra, aunque hoy digas que no, que fue sin querer, como cuando me rompías la punta de los lápices y me escondías el saca puntas.
Creo que la peli que vimos el otro día no terminaba donde me dijiste… Creo que seguía y que por eso la sacaste tan apurada.
Estoy empezando a sospechar que el Ratón Pérez sí que vino, pero me robaste la plata… Y claro que Papá Noel no existe. Lo mataste vos, ¿no? 
Creo que ahora, subido a la mesa del casino, con este lanzallamas en mano, borracho hasta la médula, con los cuerpos carbonizados a mi alrededor, regalando lo que me pertenece aunque todos te enseñan que acumular es la posta… creo que ahora te veo mejor.
Me parece que tenés miedo.

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