Gigantes

5 may 2011

CEMENTERIO DE MARIPOSAS





Había una monja esperando el Tren. Me dijo que el Tren llevaba años sin venir. Me dijo que algo raro pasaba. Estaba cansada, triste, agotada.
Pero tenía fuerzas para seguir esperando. Y su mirada te decía que iba a seguir esperando, que ni en pedo se volvía. Y la admirabas un poco. No tanto, porque era super vieja y eso te hacía desconfiar.
Yo me fui a tomar el bondi, y no esperé nada. Es más, me hubiera gustado esperar un poco, para tener tiempo de fumar, de pensar, de sacar conclusiones pelotudas que hacen que parezca que entendí algo.
Pero no, no esperé. Llegué rápido a casa.
Me pregunté si la monja extrañaría su casa.
Me pregunté por sus mascotas.
(recé pidiendo que no tuviera mascotas)
Comí, me acosté, soñé.
En el sueño el Apocalipsis no estaba tan mal, no dolía.
Todo era fuego azul, cenizas, cámara lenta, ruinas.
Y la monja seguía esperando, mientras había risas, cerveza, mujeres desnudas bajo la nueva luna.
Me levanté con algo de miedo.
Supe que si ella lo sigue esperando ya no va a importar qué tan bien o mal esté su cabeza. Si ella lo sigue esperando va a venir.
Y va a llegar en el mejor de los momentos: cuando todo esté dicho.
Todos los trenes llegan.
Se acerca el final.
Y la culpa no es del Maquinista, sino del que paga boleto.



***


Mariposas gigantes destruyen edificios antiguos.
Se chocan, rebotan, no hay maldad.
“Cementerio de Mariposas”, se llamará el pueblo, alguna vez, cuando los nuevos hombres lleguen.
Aún buscamos a algún Caballero lo suficientemente valiente como para asumir que los Dragones nunca existieron.
Las Mariposas sí.
El Día Final siempre estuvo dibujado en sus alas. Un dibujo que con el movimiento a veces se parece a tu cara. A veces parece un conejo con rabia, a punto de morder. A veces no parece nada y entonces te quedás con la mirada atascada.
Capaz que entendés.
Pero no creo.
Mariposas gigantes gritando en la ciudad.
Las ventanas estallan, el vidrio esparcido será el diamante de la nueva era. Pies descalzos sangrando.
Nuevo amanecer.
Y aún buscamos a un Héroe lo suficientemente hombre como para admitir que los monstruos de tres cabezas eran una exageración.
Las Mariposas no lo son.
Sus cadáveres podridos serán el alimento de los próximos niños.
Los huesos serán altares.
Serán dioses caídos.
Vos no.
Su sangre será el preciado néctar del Neo-Chamán, que será lo suficientemente hábil como para descubrir que la Raza Humana siempre fue un invento.
Nunca fuimos más que el susurro entre Mariposas.
Las Mariposas van a ganar.
Las Mariposas ya ganaron.
Vamos a estar en paz.

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