vidas-en-vida

31 mar 2012


HEMEROCALLIS


Estamos sentados al borde, justo, justo, justo donde termina todo, mirando las agujas que nos esperan, preguntándonos qué hay un poco más allá, cuando la sangre brota y ejerce su poder, cuando las rosas salen rojas, de verdad y por única vez.
Y me preguntás si ese movimiento significa que alguien nos espera y te digo que vos te movés, que el resto es un decorado que, a lo sumo, da vueltas sobre un eje gastado, chirriante, sólido como todas las ganas que tenés de taparte los oídos.
Pero el chirrido sigue, 
te guste
o no. 
Estamos amaneciendo, después de una noche demasiada larga, y ya sabemos cómo son las cosas: los dos escuchamos a Kurt, a Jim y a Curtis: ningún cuerpo vive dos días, lo dijo Poe, Lovecraft, King. Lo dijeron en el noticiero y lo gritó, entre sonrisas de gusanos invisibles, el tipo que se llena los bolsillos con tus ganas de garchar
(FRÍGIDO),
lo aulló el ocaso, con pájaros confundidos, gatos alzados y perros perdidos. 
¿Y sabés qué? 
No lo dijo nadie. 
“Hasta mañana” significa “para siempre”,
casi tanto como “amanecer” significa “morir”.
Estamos de la mano, y alguien dijo las palabra “vacaciones”, lo que sólo puede significar que, quizás, podamos recuperar la Luna, antes de que se vaya,
para reclamar lo mío, 
que es todo tuyo,
porque soy tu dueño,
por eso hacés lo que querés, 
por eso no te debo disculpas. 
Quizás podamos eternizar, hablando sobre lo eterno, porque las vacaciones sólo son ese momento en el que uno intenta no terminar,
Nunca,
Por favor.
Ya no más.

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