Desconocidos

9 sept 2011

MI FICTICIO RECUERDO DE LONDRES


Una vez fui a una fiesta llena de desconocidos, sin ningún acompañante. Tomé licor, miré por una ventana, me reí de una idea muy paranoica. No hay testigos a los que pueda acceder para saber si aquello pasó de verdad, es decir, en una asimilación conjunta de percepción espacio-tiempo. Caminé por calles adoquinadas, que me hacían pensar en mi ficticio "recuerdo" de Londres. Crucé una vía que daba miedo. Me tomé un bondi del que no me acuerdo el número.
Podría no haber sido, pero fue.
Creo que siempre es lo mismo: una fiesta, un poco de olvido, nadie con quién compartir la nostalgia. Todo el Universo en una sola calle, mientras caminás tambaleante, sin saber dónde estás, con la certeza de que el próximo paso, inexorablemente, te va a llevar a casa.
Vivir es ir dejando lugares que ya estaban cuando llegaste y que van a seguir estando cuando te vayas.

***
Un pequeño detalle activa tu visión, la de verdad, esa que es para todos igual, el pináculo de la subjetividad que lleva el nervio absoluto de la objetividad divina, la fuente de energía por excelencia: el Único mirando por la ventana del bondi, ya demasiado viejo como para pensar en el resto de los pasajeros.
Todos los que viajan en colectivo lloran, prestá atención.
¿Te diste cuenta de que oscurece de un momento al otro? La progresión es una ilusión y el movimiento activa los recuerdos. Los recuerdos hacen al Mundo, el Mundo está lleno de caminos.
Yo creo, Yo es.
Un pequeño detalle y te quedás ciego.
Todo es cuestión de luces y sombras.

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