Peluche

11 feb 2011

SANGRE BLANCA


Me cagué a palos con un oso de peluche. 
Él tenía los ojos cargados de rabia, yo tenía un poco de resaca.
Él tenía los dientes muy afilados y yo un aliento horrible.
Él era blanco, sedoso y según una publicidad: "muy abrazable". Yo llevaba tres meses sin peinarme, me picaba la barba y un amigo me dijo: "sos un linyera".
Él era astuto, sabía enternecer a todos y se acomodaba en cualquier rincón. Yo me quejo si el espacio es muy grande, me ahogó si es muy chico y a menudo tengo pesadillas. 
Él no tenía dedos. Yo tenía un cuchillo.
El osito de peluche sangra pálido al lado de mi cama. 
Tenía un corazón rojo, muy brillante, pegado en el pecho, en el que alguien había bordado: I LOVE YOU. 
Mi corazón está lleno de mamarrachos. Y no acepto competencia.

***

Me mordí la mano, para ver qué tan venenoso podría resultar y me enfermé de fiebre, de vómitos, de dolor en el pecho, de taquicardia barata, de ojos llorosos… y los extraños se adjudicaron, rápido, carroñeros, mi caída. Se felicitan por mi muerte próxima, se mandan flores entre ellos, festejando mi funeral. Y yo no me voy. Que me saquen a patadas.
Soy corrosivo. Para vos, para él, para mi.
Yo estoy escondido en mi sombra, disimulando el puñal; yo me miento y me dejó en un baldío, varado una noche de luna llena; yo le vendí mis secretos más pudoroso al boludo del noticiero amarillista. Puedo jugar al héroe y después dispararme entre las costillas y gritar que el mal ganó, otra vez, que los buenos son muy pacifistas y pelotudos y que los ideales replanteátelos bien antes de volver a pagar un impuesto.
Yo firmé el contrato con el que después me humillé en público, con nariz de payaso y pollera de colegiala trola. Qué tipo divertido.
No necesito a nadie para agonizar. No necesito que nadie apriete el gatillo. No necesito enemigos.
Soy auto suficiente. Y me duele la mano recién mordida… Pero me la banco.
Estoy enojado.

Soy corrosivo. Para vos, para él, para mi.

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