[Psicoactivo]

22 jul 2010

 [ENSOÑACIÓN]



Sonríe y me pide (ruega) que juegue con él… Pero mirarlo me da repulsión. 
Es un niño, pero no puedo evitarlo. Le falta un brazo.
Retrocedo cuando se acerca... y al tercer paso comprendo que debo ayudarlo. Entonces me doy media vuelta y empiezo a correr... Tengo vergüenza: me gustaría explicar unas cuantas cosas... Pero confío en que tarde o temprano me entenderá.
Una mala decisión y estoy perdido en el bosque…
Sin pensar en cuentos de terror sigo corriendo, pegajoso, agitado, hasta que veo a la niña ciega de vestido blanco... Claro, la estaba buscando, sólo que no lo sabía. Intento decirle algo pero de mi boca no sale nada. Su palidez me lastima. Su brazo se levanta con lentitud y señala un camino estrecho. Retomo carrera en esa dirección y recuerdo que una vez alguien me dijo "Te amo". 
Esquivo ramas y eludo las piedras. En determinado momento llego a un arroyo de aguas negras y lo salto. Me veo reflejado y un dolor abrumador se instala en mi pecho… Recuerdo a mi juguete favorito… ¿Me extrañará tanto como yo a él? ¿Extrañan los juguetes? 
Me detengo unos metros después, porque veo la casa. 
Es una casa chica, pero de puertas enormes. De la chimenea salen pájaros que gritan nombres de personas que no conozco. Detrás de ellos, imponente, la Luna. 
Amarilla. 
Enferma. 
Agoniza. 
Aunque no quiero, me acerco y los sapos me saludan, vomitando hijos muertos. 
Entro sin golpear (algo me dice que allí uno siempre es bienvenido) y veo a la anciana: Cien años. Mil años. La nariz luce podrida, sus ojos son rojos. 
En una mano tiene un cuchillo enorme y con la otra sostiene al niño... 
Va a amputarle el brazo.
Entonces grito con todas mis fuerzas... Tan fuerte que por un segundo me veo en mi cama, durmiendo...
Grito hasta ya no poder más e instintivamente cierro los ojos...
Al abrirlos (un siglo después) descubro que la anciana ya no está y que el Sol entra por la ventana. El chico, en medio de la habitación, se mira ambas manos. 
Agotado, sonrío y me acerco. 
Pero ahora es él el que no quiere jugar conmigo. 
Da media vuelta y empieza a correr. 
Y me quedo solo.



1 Diálogos:

Anónimo dijo...

Este escrito aun lo guardo en un viejo, pero entrañable, cajón de recuerdos. Al cual he decidido recurrir nuevamente, como antes. Volver a ser todo lo que deje que el tiempo y la cuidad me quitaran. Un gusto leerlo queridisimo Delirio. Londres vivirá en nosotros, siempre! (:

Parka.