[Generación Escarcha]

22 jul 2010

ESTUFA-LIMOSNA
[Generación Escarcha]


Una minita tetona me dio un volante, un día que hacía un frío insoportable. Yo caminaba arrastrando una depresión del tamaño de la poronga de King Kong.
—¿Qué onda? —le pregunté.
—Es para una reunión de la Juventud Libertaria… —respondió.
Después agregó algo pero yo estaba en otra, preguntándome cómo podía ser que llevara un escote tan zarpado si apenas hacía tres grados. Bajo cero.
—Bueno, voy. ¿Cuándo es?
—Ahora.
—¿Ahora? No tengo forros…
—¿Y para qué…?
—No importa. Dejá. ¿Dónde es?
Me dio la dirección y fui. Caminando, como un idiota, porque no tenía un centavo.
El lugar en cuestión era un edificio abandonado, en la parte más verga de la ciudad. Conté tres indigentes muertos, congelados.
Golpeé, me abrieron y entré.
Ni una estufa.
“Qué pelotuda es la juventud”, pensé.
—Bienvenido… —me dijo un pibe de cara alargada.
—Ajá…
Me dirigí al centro de la reunión. Quedé boquiabierto.
En medio de una gran habitación que en algún tiempo había sido un amplio living había un árbol. Un árbol enorme. Y alrededor del mismo había un montón de minitas, todas tetonas, como la que me había dado el volante. Chupaban ramas, extasiadas.
Mi primera reacción fue llevarme la mano a la pija. Pero entonces entendí. Y mi depresión creció considerablemente: pasó a ser la chota de Godzilla.
—¿Esto es lo que hace la Juventud Libertaria? —le pregunté al pelotudo de la puerta, ese al que había ignorado hacía unos segundos.
—Sí –contestó orgulloso.
—¿Me estás jodiendo?
—No… -su cara pareció alargarse más. Lo odié con todo mi rabioso ser— Nosotros…
Lo cagué a trompadas. Sin amenazas de por medio. El muy puto se puso a gritar y al cabo de un rato aparecieron un montón de chabones con los pantalones bajos, que estaban escondidos quién sabe donde. Me dieron una paliza suprema. En un punto dejé de defenderme.
Ahora estoy tirado en la calle y no tengo ganas (ni fuerzas) de levantarme. El frío entró. Ya no duele.
La nueva generación sigue regando el Árbol de la Vida con semen infectado, al tiempo que le suplican piedad con malas mamadas.
Me sorprende haberme vuelto viejo tan pronto. No lo vi venir.
Va a ser un Invierno largo. Va a ser el último.
Las tetonas ya no me excitan.
Espero que el infierno (fuego, fuego, ¡fuego!) esté atestado de pibas poco exuberantes, de esas que saben echarse buenos polvos de verdad.

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