[ALQUÍMICO]

23 ago 2010

ALQUÍMICO
[2 Fracasos Rotundos]



[El Fin de las Madrugadas]
-Fracaso 1-

El hombre puede, dadas las circunstancias, soportar cualquier cosa.
Somos fuertes, ¿verdad?
Podemos hacer lo que no queremos hacer, lo que no soñamos hacer, lo que nos duele hacer.
El hombre puede soportar gracias a la costumbre.
¡Hey! No es tan malo, ya vas a acostumbrarte… Si un día malo se transforma en la constante entonces ya no hay con qué compararlo… Por tanto ya no pesan esos días de Sol en los que no imaginabas estar horas y horas aguantando las ganas de gritar, llorar, correr, escapar…
(la verdad es que sí te pesan esos días, pero no develaré tus secretos si no develás los míos)
El hombre, inexorablemente, se acostumbra a vivir.
¿Qué sos? ¿Quién soy? Sos las siete de la mañana. Sos las ojeras. Sos las ganas de vomitar. Sos doce horas en un trabajo de mierda. Sos la ducha tardía. Sos las ansias que se mueren de sueño. Sos el sueño de un adolescente que se acostó temprano, otra vez.
Soy el escritor resentido. Soy las seis de la tarde con odio. Soy las diez de la noche, borracho. Soy las hojas mamarrachadas. Soy la computadora con la música fuerte, quemando ideas. Soy la desesperación de la casa vacía. Soy el “estoy mal” sin saber por qué.
(¿por qué?)
Soy las ganas de vomitar.
Eso me recuerda a alguien. Claro. No somos tan distintos.
El hombre vive soportando.
Soportar en el bar, un domingo por la tarde, con la esperanza consumiéndose. Soportar en el sillón, con dolores, soledad. Soportar en una plaza, sin entender las risas, sin entender que haya gente que esté mal, sin envidiar a nadie, pero deseando estar en otro lugar. Soportar, extrañando a personas… extrañando lo que eran porque no hay ni rastro de lo que son. Soportar, mejor, extrañando recuerdos para asumir que no hay nada que recuperar. Soportar, vaso en mano (o del pico, que es mejor) y escribir. Soportar y sentir un amor demasiado intenso por esa chica que te mira de reojo y que compartió tanto tiempo a tu lado. Soportar las ganas de preguntar “¿te defraude?”. O peor, ser cruel: “¿te defraudaste?”.
Perdón que insista. Pero un adolescente no debe acostarse temprano. De verdad.
No se si se gana algo estando despierto.
En todo caso, vamos al punto, podrías llamarme.  
Hablaríamos de lo horrible de soportar que todos soporten.
Parecía que íbamos lejos, ¿verdad?
No, compañero. El auto se quedo mucho antes de lo que esperábamos. Qué fastidio.
Vos mojás de saliva tu almohada, destruido.
Yo muevo el pie con nerviosismo, sin seguir el ritmo de una melodía pegajosa, encorvado sobre una hoja.
El hombre, dadas las circunstancias, puede soportar cualquier cosa.


 
[Solve & Coagula]
-Fracaso 2-

No necesito que me eches en cara que estoy destapando la quinta cerveza. No necesito, de verdad, que me digas que estoy mal, que quizás termine vomitando.
No necesito que me digas nada que ya sé.
No necesito que la gente hable alrededor.
Hay ecos, no hay nada nuevo.
Creo que lo último que me sorprendió lo escuché a los 14 años. Un tipo en la calle me pidió una moneda. “No tengo”, le dije. “¿Sabés qué? A tu edad yo nunca le daba monedas a los roñosos de la calle…”. Me sonrió. Por primera vez me sonrieron con sinceridad. Conocí a una persona que se cagó de risa del destino, sí señor.
Ese día compré, para festejar, una botella de cerveza.
Mil veces me habían invitado mis compañeros de escuela a sus casas, a tomar los licores caros de mamá y papá. Nunca tuve curiosidad por eso.
El primer pedo me lo pegué solo. Nadie habló, nadie recriminó, nadie predijo el evidente mal final.
Estaba hecho mierda. Y estaba mejor.
Sexta cerveza.
Qué bueno que te hayas ido. No es bueno escucharme. No lo necesitás.
Soy un eco, nada nuevo.
Salud.
Por el karma.

1 Diálogos:

Carolina dijo...

excelente!!!
Me encantó este blog!
saludos!!