Tres bajo cero

28 ene 2011

LA RELIGIÓN DEL TRAUMA


Si te digo que el verano es la estación más fría vas a mostrarme tu culo bronceado, para que aplauda.

Y es probable que aplauda, claro, lo que no significa que no me estoy congelando en el rincón sur de la casa con un bajón de tres bajo cero y una tormenta de nada que revuelve las ideas y me deja un desierto lleno de ausencias, de finales que no fueron y una colección de frases-engendro, que son más plagio que otra cosa.
Y si tiemblo vas a mostrarme las fotos que le sacaste a las plantas del patio, porque las plantas están cada día más lindas, decís.
Y sí, es una foto bien tomada y las plantas están en su mejor momento, pero del patio me separan ya dieciséis días, porque la distancia es acumulativa y lo único que había que saber sobre los números nunca te lo enseñaron en el colegio: los días suman, las horas restan. Y qué desgracia que me lluevan las agujas y se me claven los minutos. Me los intenté sacar de encima en un principio, ahora los dejo ahí, total la ecuación no juega de mi lado y voy a perder por mucho que me sacuda.
(No creo en paraguas y no insistas con eso)
Se me están atrofiando las piernas, las manos, el cerebro, cada vez más inútil a la hora de anexar una idea con otra, una frase con otra, una palabra con otra… Y cuando se me escapen las letras agarrate, porque capaz que te voy a querer mandar a la mierda, con tu canasta tan bien preparada para el pic-nic, y vas a entender un “TE AMO”, y me vas a abrazar y me voy a poner violento y me va  agarrar alergia y voy a estornudar y voy a morirme. Si, porque soy un exagerado.
O capaz quiera decir que “TE EXTRAÑO”, y vos no me veas entre la niebla espesa que me sube por las rodillas y tirites un rato parada en la puerta, me busques con la mirada por última vez y te vayas al sol, a jugar con la cámara, a dejar otro momento retratado, mientras yo sigo borrando mi historia, con énfasis.
Porque vivir es como escribir, pero al revés. Y el verano es una garcha.

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